LA NATURALEZA DE DIOS: La Base de la Expiación



La naturaleza de Dios: la base de la expiación

Sábado 27 de septiembre

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:
Salmo 139:1-4; Isaías 46:10; Juan 1:4; Romanos 5:8; 8:37-39; 1 Juan 5:11, 12.

PARA MEMORIZAR:
“Que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que dijo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero” (Isa. 46:10).

PENSAMIENTO CLAVE:
La obra divina de salvación fluye, por voluntad de Dios, de su misma naturaleza; no requiere que los pecadores lo convenzan para amarlos.

HAY MUCHOS MISTERIOS ACERCA DE DIOS, hechos acerca de él, su naturaleza, su santidad y su poder, que sencillamente no podemos comprender. No obstante, hay un aspecto acerca de él que podemos comenzar a entender: específicamente, su amor. Un amor manifestado a nosotros por medio de la obra redentora de su Hijo, una obra que nos afecta en el ámbito personal, individual; una obra que es el producto de la misma naturaleza y del ser de Dios.

Esta semana comenzaremos nuestro estudio de la doctrina de la salvación, y lo haremos con el reconocimiento de que la fuerza impulsora de nuestra salvación es la grandeza y el amor de nuestro Dios. Nada fuera de Dios lo forzó a hacer lo que hizo por nosotros por medio de su Hijo. En cambio, es por causa de su misma naturaleza que él derramó su amor y su gracia hacia este mundo caído.

Domingo 28 de septiembre: DIOS ETERNO

¿Qué implica, acerca de la naturaleza de Dios, la frase “En el principio creó Dios [...]” (Gén. 1:1)? Antes de responder, lee también Génesis 21:33 y Salmo 90:2.
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El concepto de eternidad es difícil de entender para nosotros. Somos criaturas finitas (por lo menos, en esta vida). Sabemos que moriremos. De hecho, todas las cosas con las que nos relacionamos son transitorias: están aquí hoy pero un día habrán desaparecido. Casi todo, en este mundo, tuvo un comienzo y tendrá un fin. En contraste, la idea de que Dios nunca tuvo un comienzo y nunca tendrá un fin no es fácil de comprender, por lo menos con nuestras mentes tan acostumbradas a pensar en términos finitos.

Lee Salmo 102:25 al 27. ¿A quién se aplica este pasaje en el Nuevo Testamento? (Ver Heb. 1:10-12). ¿Cuál es el mensaje que se encuentra allí, junto con Salmo 90:2, acerca de la duración de la existencia de Dios?
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Siendo que Dios es eterno, siendo que él existió antes de todas las cosas creadas, él tiene que existir por sí mismo. Las criaturas, en contraste, no somos así. Todos necesitamos aire, agua y alimentos para conservar nuestra existencia (Gén. 1:29), mientras que Dios no necesita nada para existir. A lo largo de toda la eternidad, antes de que él hiciera cosa alguna, no había nada fuera de Dios. Por lo tanto, él existía solo, sin depender de nada. Él es la vida en sí mismo. Y solamente el que tiene vida en sí mismo, el Eterno, que existe por sí mismo, puede restaurar la vida a los pecadores arrepentidos. La vida creada, tanto ahora como por la eternidad, toda procede de Dios, el gran Dador de la vida (Ver Juan 1:4; 1 Juan 5:11, 12). Dependemos de él para todo.

Piensa cuánto dependes de Dios para tu vida, aquí y ahora. ¿Cuánto más dependes de él para la vida eterna? Cuando te das cuenta de esta dependencia, ¿cómo te ayuda a desarrollar en ti un sentido de humildad? ¿Por qué la arrogancia es tan repulsiva a los ojos de Dios?

Lunes 29 de septiembre: UN DIOS AMANTE

El misterio de Dios se encuentra más allá de nuestra comprensión completa. Él no es un objeto que podamos encontrar por nosotros mismos (Job 11:7). La Biblia no nos da una descripción sistemática y filosófica del Ser de Dios. Presenta a un Dios que se revela a sí mismo por medio de sus acciones, por medio de la forma en que se relaciona con nosotros. Llegamos a saber quién es él por lo que él nos cuenta de sí mismo; de otro modo, sabríamos muy poco acerca de él.

Las Escrituras nos dicen que Dios es amor por naturaleza; es decir, la esencia de su ser es darse a sí mismo, y esto se expresa en su preocupación por el bienestar de otros.

¿Qué nos dicen los siguientes textos acerca del carácter y la naturaleza de Dios? Sal. 118:1-4; Rom. 5:8; 8:37-39; 1 Juan 4:8, 9, 16.
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La afirmación “Dios es amor” nos lleva al núcleo de lo divino y nos dice: 1) “Dios es amor” significa que una exploración de la esencia de Dios revelaría que él es, por naturaleza, amor. Esta comprensión de la naturaleza de Dios es de extrema importancia en la doctrina de la expiación; 2) “Dios es amor” significa que él es un Ser de relaciones; se goza, por naturaleza, en el compañerismo con sus criaturas. Es precisamente en esta interacción personal donde se revela su amor. Si queremos conocer si Dios nos ama o no, no examinamos nuestros sentimientos y emociones, sino que miramos la forma en que él nos ha tratado a pesar de nuestra pecaminosidad; 3) “Dios es amor” significa que no hay nada fuera de Dios que pueda moverlo a amarnos. Siendo que Dios es amor por naturaleza, es innecesario, aun imposible, que nosotros nos hagamos dignos de amor a fin de ser aceptados por él. Y por supuesto, nada revela su amor hacia nosotros más que el plan de salvación. De hecho, el momento en que caímos en pecado, Cristo llegó a ser nuestro Mediador, Redentor y Salvador, la expresión máxima del amor de Dios hacia la raza caída.

“Ya que Dios nos ha amado así, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros” (1 Juan 4:11, NVI). ¿Cuáles son algunas formas prácticas en las que podemos expresar nuestro amor hacia los demás? ¿Qué factores, en tu propia vida, impiden que muestres ese amor?

Martes 30 de septiembre: DIOS COMO CREADOR

“Reconoced que Jehová es Dios; él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos, y ovejas de su prado” (Sal. 100:3).

La Escritura es inequívoca: Dios es el Creador. Sin esta verdad fundamental, el mensaje de la Biblia pierde todo su significado. Por otro lado, Dios como Creador significa que él debe ser distinguido de la creación, que él no es parte del orden creado. Dios como el Creador significa que no había nada antes de él o antes de sus actos de creación (Rom. 4:17; Heb. 11:3). Dios como Creador significa que todo le pertenece a él y depende de su poder y benevolencia para subsistir (Sal. 24:1, 2; 104:10-14). Dios como Creador significa que la creación revela la gloria y el poder de su Creador (Sal. 19:1-3; Rom. 1:20).

¿Qué prometió el Creador a un mundo dañado por el pecado? Isa. 65:17; Apoc. 21:1.
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La Biblia afirma explícitamente que Dios creó y sustenta todas las cosas por medio del poder de su Hijo (Juan 1:1-3: Heb. 1:2, 3). La expiación es la solución divina para el problema del pecado dentro de su creación. En lugar de dejarnos cosechar la recompensa final del pecado y la rebelión, que es la ruina eterna, él estableció el plan de salvación.

¿Cómo describe Pablo a los que están en Cristo? 2 Cor. 5:17.
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El poder de Dios desplegado durante la creación del universo es el mismo poder que él emplea para re-crear a su propia imagen a los seres humanos caídos. Él trajo todas las cosas a la existencia mediante el poder de su Palabra (Sal. 33:6); y ahora, es también por medio del poder del Verbo encarnado en Cristo que él nos crea de nuevo (Juan 1:1, 12, 13; 2 Cor. 4:16).

¿Hay algo que tú, personalmente, has creado y sustentado, algo en lo que pusiste mucho trabajo y cuidado? ¿De qué modo tu acto de creación te da el derecho de propiedad sobre ello? ¿Cómo te sientes acerca de lo que has hecho? ¿De qué modo, en forma muy pequeña, esta comparación podría ayudarnos a comprender lo que significamos para Dios, nuestro Creador?

Miércoles 1º de octubre: UN DIOS SANTO

Lee Isaías 40:25 e Isaías 57:15. ¿Qué nos indican estos textos acerca de la naturaleza de Dios?
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La santidad de Dios no es sencillamente un atributo de Dios, sino, como el amor, revela lo que él es en sí mismo. Por lo menos, hay dos ideas fundamentales asociadas con su santidad.

La primera describe a Dios como singular, único. El término santo generalmente designa lo que ha sido puesto al servicio exclusivo y singular de Dios. Pero, cuando santo se aplica a Dios, enfatiza el hecho de que él es singular e incomparable. No hay nadie en el universo como nuestro sublime y majestuoso Dios (ver Isa. 46:5, 9), y solo él es digno de nuestra adoración.

Segunda, que Dios sea santo no significa que él esté distante y que sea inaccesible a nosotros e incapaz de tener compañerismo con nosotros. Su santidad y su amor son inseparables. Su santidad se revela en su disposición a morar con el contrito y humilde de espíritu. Al acercarse a los seres humanos y al morar entre ellos, el Santo permite que sus criaturas participen de su santidad.

¿Qué promesa se encuentra en 2 Corintios 5:21?
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La santidad de Dios no tolera el pecado sino que reacciona activamente contra él (Isa. 5:24; Ose. 9:15; Rom. 1:18). “Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio” (Hab. 1:13). El odio natural de Dios por el pecado hizo necesario el papel de un Mediador. Dios diseñó un camino por el cual los pecadores pudieran ser santificados y gozar otra vez del compañerismo con él. Esto fue posible por medio de Cristo, en quien se unieron misteriosamente la expiación y la santidad. El Santo nació como un bebé, en este planeta de pecado e impureza (Luc. 1:35), para santificarnos gracias al poder de su muerte expiatoria: “Somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo” (Heb. 10:10).

Alguien dice: “¿Por qué necesito un Salvador? No soy malo, realmente no tan malo como muchos otros”. ¿De qué modo nuestra comprensión de la santidad de Dios nos ayuda a responder correctamente a esa persona?

Jueves 2 de octubre: EL DIOS OMNISAPIENTE

¿Qué nos enseñan los siguientes textos acerca del conocimiento de Dios? Sal. 139:1-4, 15, 16; Isa. 46:10; Mat. 10:30.
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Dios es omnisapiente; es decir, “él sabe todo” (1 Juan 3:20). Nada se esconde de él. “Ninguna cosa creada escapa a la vista de Dios. Todo está al descubierto, expuesto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas” (Heb. 4:13, NVI). Todas las esferas de su creación están inundadas por su presencia y, por lo tanto, él sabe cada dimensión de ellas (Sal. 139:7-10). Su conocimiento de nosotros es perfecto y completo. Solo Dios posee una objetividad pura, porque solo él conoce todas las cosas desde todas las perspectivas posibles.

¿Qué nos indica 1 Pedro 1:19 y 20 acerca del preconocimiento de Dios con respecto al surgimiento del pecado?
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La omnisciencia de Dios es de gran importancia para la doctrina de la expiación. Como Dios conoce todo, el pecado no fue algo que lo tomó por sorpresa. El Dios que conoce perfectamente a todas sus criaturas sabía de antemano acerca de la caída de uno de sus querubines, y por eso formuló un plan para tratar el problema del pecado, aun antes de que surgiera en los seres humanos: “Pero allí donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Rom. 5:20, NVI). Por lo tanto, la decisión de Dios de salvarnos estuvo escondida en la eternidad y fue revelada en Cristo. Este es “el misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos” (Rom. 16:25), “oculto en Dios, creador de todas las cosas” (Efe. 3:9, NVI). Antes de que Dios creara cosa alguna, él había previsto el origen del pecado y había decidido derrotarlo, en lugar de alejarse atemorizado de él. Desde la perspectiva divina, Cristo es el “Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo” (Apoc. 13:8)

Dios sabe todo lo que respecta a ti, cosas que nadie más ni siquiera sospecha. Y, a pesar de ese conocimiento, él todavía te ama. ¿De qué modo esto debería influir sobre la forma en que tratas a otros, a pesar de las faltas de ellos?

Viernes 3 de octubre

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

Dios y la redención: “Únicamente mientras contemplamos el gran plan de la salvación podemos apreciar correctamente el carácter de Dios. La obra de la creación era una manifestación de su amor; pero el don de Dios para salvar a la familia culpable y arruinada es lo único que nos revela las profundidades infinitas de la ternura y compasión divina” (2 JT 336).

Perdón y justicia: “Cuando estudiamos el carácter divino a la luz de la cruz, vemos que la misericordia, la ternura y el espíritu perdonador se unen con la equidad y la justicia. Vemos en medio del trono al que lleva en las manos, los pies y el costado las marcas del sufrimiento soportado para reconciliar al hombre con Dios. Vemos a un Padre infinito que mora en luz inaccesible, pero que nos recibe por medio de los méritos de su Hijo. La nube de venganza cuya amenaza se refería sólo a la miseria y la desesperación, revela, gracias a la luz reflejada por la cruz, la inscripción de Dios: ‘¡Vive, pecador, vive! ¡Almas arrepentidas y creyentes, vivid! Yo he pagado el rescate’” (HAp 274, 275).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Repasa los puntos principales de la lección de esta semana. ¿Qué otros aspectos de la naturaleza esencial de Dios puedes recordar, y qué lugar tendrían en el plan de la salvación?

2. ¿Qué podemos aprender acerca de la santidad de Dios que nos ayudaría a comprender mejor lo que significa para nosotros ser santos?

3. Algunas personas luchan con el tema del preconocimiento de Dios y nuestro libre albedrío. ¿Cuán libres estamos para hacer nuestras elecciones si Dios sabe de antemano qué elecciones haremos? Analiza.

RESUMEN:
El Dios que es vida en sí mismo es el único que puede restaurar la vida para nosotros. Él nos ama, no porque hemos ganado ese amor, sino porque él es amor en sí mismo, y sigue amándonos, a pesar de nuestro pecado. También quiere crearnos de nuevo y él es capaz de hacerlo, pues es el Creador. Como es un Dios santo, que no puede tolerar el pecado en su presencia, es capaz de santificarnos por medio de Cristo. Su conocimiento, que abarca todo, revela que el pecado no fue un accidente inesperado sino algo que él previó y para lo cual estaba preparado.

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