SE ANUNCIA LA EXPIACION


Se anuncia la expiación


Sábado 25 de octubre

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:
Génesis 3:15; 22:1-18; Éxodo 32; 34:6-10; Daniel 9.

PARA MEMORIZAR:
“Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isa. 53:5).

PENSAMIENTO CLAVE:
Mostrar las diferentes formas en que Dios, siglos antes de la cruz, había anunciado su plan de salvación.

SIENDO QUE DIOS HA PROVISTO una solución a la mortal realidad y poder del pecado, inmediatamente anunció las buenas noticias a los seres humanos caídos. (¡El primer misionero en la historia cósmica no fue una criatura, sino el Creador mismo!) Dios también se aseguró que esta promesa, la de la redención, se mantuviera fresca y viva en sus mentes, porque quería que su pueblo estuviera listo cuando, por medio de la persona de Jesús, la promesa se hiciera realidad. A lo largo de toda la historia de su pueblo en el Antiguo Testamento, Dios creó instituciones y leyes directamente ligadas a su plan de salvación, y que ilustraban su operación. Por medio del sistema de sacrificios, el sacerdocio y aun el rey (este era un símbolo del Mesías), ellos podían esperar el sacrificio supremo, la venida del verdadero Sumo Sacerdote y el reinado del Rey mesiánico, por medio del cual se realizara el propósito salvífico de Dios.

Domingo 26 de octubre: UNA PROMESA A ADÁN Y A EVA

Repasa Génesis 3:1 al 15, concentrándote especialmente en el versículo 15. ¿Qué se indica en este versículo 15, y qué esperanza puede encontrarse allí para nosotros?
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Los cristianos han encontrado, correctamente, en Génesis 3:15, una profecía del Mesías. Primero, el contexto de Génesis 3:15 indica que la serpiente es un instrumento del mal y de la rebelión contra Dios (Apoc. 12:9). En el Jardín del Edén, este poder maligno derrotó a Adán y a Eva, y extendió su dominio sobre los descendientes de la mujer.

Segundo, Génesis 3:15 anuncia la destrucción de la serpiente por la simiente de la mujer. Aquella “herirá” el calcañar de la simiente, pero la simiente “herirá” (“aplastará”, NVI) la cabeza de la serpiente. El verbo hebreo šûp (“herir”, “golpear”, “aplastar”) es el mismo en ambos lugares, lo que sugiere que la seriedad del ataque depende en parte del cuerpo atacado. El ataque contra la simiente (en el talón) no es fatal; la simiente, sin embargo, aplastará la cabeza de la serpiente, lo que indica su desaparición última.

Tercero, el sustantivo hebreo zera˓ (“descendencia”) generalmente designa “descendencia, posteridad, simiente”, en el sentido de descendientes como un grupo solo (p. ej.: 2 Sam. 7:12, 13). En Génesis 3:15, encontramos presentes ambos usos. Leemos acerca de los descendientes de ambos, la mujer (la iglesia fiel) y la serpiente/Satanás (sus seguidores), pero también de un solo descendiente masculino de la mujer (“esta”) que “te [singular] herirá en la cabeza”; es decir, la cabeza de la serpiente. Siempre que “simiente” designa a un descendiente específico, el pronombre que lo sigue está en singular. La “simiente” de la mujer es Jesús.

Lo que Génesis 3:15 sugiere es que tan pronto como el pecado entró en el mundo, el eterno plan de salvación de Dios, por medio de Cristo, fue puesto en ejecución. Adán y Eva no experimentaron la muerte eterna porque, desde la perspectiva divina, Cristo es el Cordero que “fue inmolado desde el principio del mundo” (Apoc. 13:8). Adán y Eva abandonaron el Jardín del Edén esperando el cumplimiento de la maravillosa promesa de la salvación.

Desde el mismo principio, el plan de Dios era el de redimirnos y destruir a Satanás. ¿Qué estás haciendo, día tras día, para aprovechar esta maravillosa provisión de modo que, cuando todo termine, estés entre los redimidos y no entre los destruidos? (Recuerda que, al fin, será una cosa o la otra.)

Lunes 27 de octubre: ABRAHAM VIO MI DÍA


Lee Génesis 22:1 al 12. ¿Cuál fue la naturaleza de la prueba a la que fue sometido Abraham? ¿Por qué Dios le pidió que hiciera esto? ¿Qué problemas profundos estaban aquí en juego?
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Génesis 22 no nos informa por qué fue necesaria esa prueba, pero la razón parece estar relacionada con el pacto que Dios hizo con Abraham. En la relación del pacto, Dios esperaba de Abraham: “Anda delante de mí y sé perfecto” (Gén. 17:1). Esta era una norma que Abraham no siempre había alcanzado (Gén. 16:1-4; 20:1-10).

Isaac era el hijo de la promesa del pacto, y por medio de él Abraham había de bendecir al mundo; por eso, sin ese hijo, las promesas que Dios le había hecho al patriarca no se podrían haber cumplido. En un sentido, al pedirle a Abraham que lo sacrificara, Dios le estaba diciendo a Abraham que la relación del pacto había concluido y que las promesas especiales hechas a él habían terminado. Después de todo, Abraham no sería el instrumento de Dios para bendecir a todas las naciones de la tierra (Gén. 12:3). Pero Abraham reveló su fe y su compromiso con Dios, específicamente en su disposición a devolver el don de su hijo a Dios, confiando totalmente en su misericordia y gracia (Heb. 11:19).

¿Qué hizo posible que el pacto fuera renovado? Gén. 22:13-18.
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Al pedirle a Abraham que sacrificara a su hijo, Dios estaba pronunciando una sentencia contra él y terminando así su propósito especial para él. Sin embargo, todo esto cambió de una manera radical cuando se ofreció un carnero en lugar de Isaac. Dios proveyó lo que Abraham necesitaba con desesperación, un animal para el sacrificio, que pudiera tomar el lugar de su hijo, haciendo posible que Dios renovara el pacto con él. El sacrificio humano (es decir, la muerte de un pecador) fue sustituido por la víctima sacrificial provista por Dios, no por Abraham. De este modo, Abraham vio el misterio del evangelio, o expiación sustitutiva, porque por medio de Jesús “será provisto [la ofrenda sacrificial]” (Gén. 22:14).

Nuestras mentes tiemblan al ver la fe de Abraham. ¿Qué cosas se te llama a sacrificar, por fe, ante el Señor? ¿Qué cosas podrías tener que entregar a fin de que las bendiciones del Pacto siguieran siendo tuyas?

Martes 28 de octubre: MOISÉS Y LA REVELACIÓN DE LA SALVACIÓN

¿Cuál fue la reacción de Dios ante el acto de idolatría del pueblo de Israel junto al Monte Sinaí? ¿Por qué fue tan fuerte? Éxo. 32:7-10.

Este acto de idolatría era un acto de rebeldía contra Dios, un rompimiento del pacto que Dios acababa de hacer con ellos. Como Adán y Eva, los israelitas quedaron en un estado de separación, y habrían perecido si no hubiera sido por la intercesión de Moisés en favor de ellos (Éxo. 32:11-14).


¿Qué dijo Moisés a Dios después del incidente? Éxo. 32:30-32. ¿Cómo se observa la promesa del evangelio aquí?
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Moisés no excusó al pueblo; les hizo muy claro a ellos que habían pecado contra Dios. Pero también les dijo que él se acercaría a Dios para pedirle que los perdonara. Moisés sabía que el perdón es muy costoso y que no debería ser confundido con la indiferencia al pecado (¡la reacción de Dios a su idolatría demostraba muy bien eso!). Moisés mismo llegó a ser el mediador del pueblo, su intercesor ante Dios, al procurar obtener para ellos la redención de su pecado. Él entonces hizo lo inconcebible: ¡se ofreció a sí mismo como medio de expiación! Estaba dispuesto a que su nombre fuera eliminado del libro de la vida (Éxo. 32:32; ver también Sal. 69:28; Fil. 4:3), si eso hacía posible que el pueblo fuera restaurado a la armonía con Dios.

Obviamente, Dios no podía aceptar esa oferta abnegada. La vida de Moisés no podía expiar el pecado.

¿De qué modo Dios resolvió finalmente el problema? Éxo. 34:6-10.
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Dios mismo se reveló a Moisés como un Dios perdonador. Este perdón incluía todo: “la iniquidad, la rebelión y el pecado” (vers. 7). La palabra hebrea traducida “perdonador” literalmente significa “que soporta”. La forma en que Dios trata nuestro pecado es eliminándolo de nosotros y soportándolo él mismo. Moisés no podía hacer eso; Dios ya había decidido que él mismo lo haría por medio de su Siervo. Lo que Moisés y los hijos de Israel necesitaban fue provisto por Dios.

¡Dios estaba listo para borrarlos por su idolatría! ¿Qué nos debería decir esta reacción acerca de cómo Dios considera el pecado? ¿Qué nos debería decir esto acerca de cómo debemos quitar el pecado de nuestras propias vidas?

Miércoles 29 de octubre: EL SIERVO DE DIOS

Lee Isaías 52:13 a 53:12. ¿Qué gran esperanza y promesa se encuentran aquí para nosotros?
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Estos versículos presentan uno de los pasajes más majestuosos del Antiguo Testamento. Esta sección establece, sin afirmarlo explícitamente, los límites y la falta de efectividad del sistema de sacrificios de los israelitas como medio de expiación (la eliminación de la barrera entre la humanidad y Dios.) El problema del pecado es tan serio que solo el Siervo de Dios podía resolverlo. El pasaje describe las experiencias tanto del pueblo como del Siervo.

El pueblo: El pueblo pasó por dos experiencias, una de incredulidad y juicio errado; la otra, de confesión y contrición. Inicialmente, el Siervo fue percibido como no atractivo, casi como un leproso (Isa. 54:14), y tenido “por azotado, por herido de Dios y abatido” (Isa. 53:4). Como pareció que Dios lo había rechazado, ellos también lo despreciaron y rechazaron (vers. 3). Entonces, se dieron cuenta de que había un propósito divino en la experiencia del Siervo; que él estaba tomando sobre sí mismo los dolores y las enfermedades (vers. 4) de ellos. Él estaba llevando sus pecados y, como sustituto de ellos, él estaba muriendo por ellos. A la luz del sacrificio del Siervo, se vieron como realmente eran: “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por sus caminos; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros” (vers. 6). Solo cuando miramos a la Cruz percibimos las distorsiones del pecado en nuestras vidas.

El Siervo: Las experiencias del Siervo fueron extremadamente dolorosas. Él se sentía solo, rechazado por todos (vers. 3), cargado con dolores y sufrimientos, y angustiado y afligido (vers. 7), y aun “cortado de la tierra de los vivientes” (vers. 8). No obstante, no había justificación por este trato, porque “nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca” (vers. 9). ¿Por qué estaba sufriendo esta persona inocente? Era porque Dios estaba presentando la vida del Siervo como una “expiación por el pecado” (vers. 10). Él estaba llevando las iniquidades del pueblo, muriendo en lugar de ellos para declararlos justos e inocentes (vers. 11, 12). Pero, después de su muerte sacrificial, él había de ver otra vez la luz (vers. 11, NVI), y sería “engrandecido y exaltado” (Isa. 52:13).

Esta descripción profética de la muerte sacrificial de Cristo fue ofrecida por Isaías como la única manera efectiva de expiar el pecado. Cristo llegó a ser lo que somos nosotros a fin de que nosotros pudiésemos ser restaurados al compañerismo con Dios.

Lee otra vez Isaías 52:13 a 53:12, prestando atención especial a todo lo que hizo Jesús por nosotros en la cruz. ¿Qué esperanza ves allí para ti mismo?

Jueves 30 de octubre: ANUNCIADO POR DANIEL


Lee Daniel 9:7 al 11. En su oración, ¿cómo describió Daniel la condición del pueblo?
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A fin de experimentar la sanidad divina y la liberación del pecado, primero debemos reconocer nuestra condición como pecadores y como violadores de la voluntad revelada de Dios. Un problema humano fundamental es nuestra falta de disposición para reconocer que hay algo seriamente mal en nosotros, que estamos en una necesidad desesperada de perdón y reconciliación con nuestro Creador. Aun los pecadores perdonados deben reconocer constantemente, como lo hizo Daniel, que tenemos una necesidad diaria de la gracia perdonadora de Dios.

¿Cuál es el pedido específico de Daniel a Dios? ¿Sobre qué base hace Daniel este pedido? Dan. 9:16-19.
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Una vez que nos damos cuenta de nuestra condición de pecadores, uno de los descubrimientos más importantes que podemos hacer con respecto a nuestra relación con Dios es que lo único que tenemos que hacer para recibir el perdón es pedirlo. Daniel dependía totalmente de la misericordia de Dios, de su maravillosa gracia, como la única salida de su condición de pecador.

En este capítulo también encontramos una profecía en la que Dios reveló no solo cómo planeaba atender el problema del pecado sino también el marco de tiempo dentro del cual eso iba a suceder, el cuándo (ver Dan. 9:24-27). El cómo era por medio de su Ungido, el Mesías, el Rey al cual todos los demás reyes de Israel apuntaban y representaban. El tiempo para su muerte sacrificial y la iniciación de su obra sacerdotal (el ungimiento del Santuario) se da en términos de las 70 semanas (490 años). El período profético va desde el año 457 a.C. hasta el año 34 d.C. Dios esperaba que su pueblo estuviera listo para la venida del Mesías. Lo que muestra esta profecía increíble, de una manera clara, es que Dios no solo está en el control absoluto de cada aspecto de su obra de salvación sino también él se asegurará que logre su propósito eternamente propuesto.

¿Cuán importante es que permanezcas sabiendo que, aunque hayas aceptado a Jesús como tu Salvador, tienes necesidad constante de su gracia perdonadora? ¿Es eso una amenaza a tu seguridad de la salvación, o una manera de afirmar esa seguridad? Indica razones para tu respuesta.

Viernes 31 de octubre


PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Sustitución instantánea: “El instante en que el hombre acogió bien las tentaciones de Satanás e hizo las mismas cosas que Dios le había dicho que no hiciera, Cristo, el Hijo de Dios, se colocó entre los vivos y los muertos, diciendo: ‘Caiga el castigo sobre mí. Estaré en el lugar del hombre. Él tendrá otra oportunidad’”.–“Comentarios de Elena G. de White” (1 CBA 1.099).

El sacrificio de Isaac: “El sacrificio exigido a Abraham no fue sólo para su propio bien ni tampoco exclusivamente para el beneficio de las futuras generaciones; sino también para instruir a los seres sin pecado del cielo y de otros mundos. El campo de batalla entre Cristo y Satanás, el terreno en el cual se desarrolla el plan de la redención, es el libro de texto del universo. Por haber demostrado Abraham falta de fe en las promesas de Dios, Satanás le había acusado ante los ángeles y ante Dios de no ser digno de sus bendiciones. Dios deseaba probar la lealtad de su siervo ante todo el cielo, para demostrar que no se puede aceptar algo inferior a la obediencia perfecta y para revelar más plenamente el plan de la salvación” (PP 150, 151).

Importancia de Isaías 53. “Este capítulo debiera ser estudiado. Presenta a Cristo como el Cordero de Dios. Los que están enaltecidos por el orgullo, cuyas almas están llenas de vanidad, debieran contemplar este cuadro de su Redentor y humillarse en el polvo. El capítulo entero debe aprenderse de memoria. Su influencia subyugará y humillará el alma contaminada por el pecado y enaltecida por la exaltación propia”.–“Comentarios de Elena G. de White” (4 CBA 1.169).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Repasa la lección de esta semana. Toma todo lo que en ella se enseña cada día y escribe un resumen de todo lo que podemos aprender acerca del plan de salvación y que Dios ha revelado en estos informes del Antiguo Testamento. Lleva contigo lo que aprendiste y compártelo con la clase.

2. Lee la primera cita de Elena de White copiada más arriba. ¿Qué nos enseña acerca del carácter de Dios? ¿Qué significa tener “otra oportunidad”?

3. Como clase, repasen la historia de Abraham sobre el monte Moria. ¿Qué otras lecciones puedes encontrar allí acerca de lo que significa vivir por fe?

RESUMEN:
Siglos antes de que Cristo estuviera sobre esta tierra, Dios nos dio promesas de salvación. Esas promesas fueron cumplidas en forma muy exacta. Queda la pregunta: ¿cómo deberíamos responder a la confiabilidad y la integridad de Dios como se revela en el cumplimiento de esas promesas?

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