LA EXPIACION EN SIMBOLOS - I


Sábado 1º de noviembre


LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:
Génesis 3:21; 4:3-5; Levítico 17:11; Romanos 3:23; Efesios 2:11-13; 1 Pedro 1:18, 19.

PARA MEMORIZAR:
“Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” (1 Ped. 1:18, 19).

PENSAMIENTO CLAVE:
El sistema de sacrificios del Antiguo Testamento señalaba al sacrificio de Cristo.

EN LA BIBLIA, EL SISTEMA DE SACRIFICIOS fue establecido a fin de ilustrar cómo Dios resolvería el problema del pecado. En el centro del servicio estaba la sangre del animal sacrificial. La vida del animal era derramada para que la vida del pecador arrepentido pudiera salvarse. El animal era un símbolo de Jesús, quien dio su vida en lugar de las nuestras.

Cuando los pecadores arrepentidos traían sus sacrificios a Dios, estaban reconociendo que eran pecadores que merecían la muerte. Pero también estaban manifestando fe, confiando en que Dios les daría el perdón al aceptar la vida de la víctima del sacrificio en lugar de la de ellos. Asumir la responsabilidad por nuestros pecados es indispensable (esto se conoce como arrepentimiento y confesión). Solo los que, a la luz de la Cruz, se ven a sí mismos como pecadores con necesidad de perdón y humildemente encuentran en Cristo al Cordero de Dios que quita su pecado, experimentarán la purificación.

Domingo 2 de noviembre: LA EXPIACIÓN Y LOS SACRIFICIOS DE ANIMALES


¿Cuán atrás podemos encontrar el origen del sacrificio de animales en la Biblia? Ver Gén. 3:21; 4:3-5.
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En la Biblia, la víctima sacrificial y el pecador arrepentido que la traía se identificaban entre sí tan estrechamente que la vida del animal reemplazaba la vida de la persona, y la sangre del animal llegó a ser el medio de la expiación (Lev. 17:11).

Lee Levítico 17:11. ¿Cuál es el mensaje importante para nosotros en este texto?
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En el sistema bíblico de sacrificios se encuentra mucho simbolismo. Primero, por cuanto la muerte de un animal reemplazaba la de una persona, el acto sacrificial era un acto de salvación, una manifestación de la gracia y el amor de Dios. Él estaba dispuesto a aceptar la muerte de otra criatura a fin de conservar la vida de los seres humanos y para continuar el compañerismo con ellos. Segundo, de acuerdo con la Biblia, la vida de un animal no podía realmente expiar la vida de un pecador; en consecuencia, la muerte de las víctimas sacrificiales solo tenía una función simbólica. Señalaba más allá de sí mismas, a la muerte de la Simiente de la mujer, Jesús, que daría su vida como rescate de muchos (Mar. 10:45). Tercero, la muerte del animal del sacrificio también ilustraba la seriedad del pecado y lo costoso que es el perdón. Quitar la vida de un animal debió haber sido muy penoso para Adán y Eva; probablemente también para la mayoría de los israelitas. El proceso los ayudaba a comprender que el pecado es inseparable de la muerte, y que el perdón no es lo mismo que pasar por alto el pecado. El precio que Dios pagó por nuestra redención fue “la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” (1 Ped. 1:19).

En el instante en que el pecado entró en el mundo, Dios estableció un sistema de sacrificios que tenía estas funciones simbólicas y educativas. El primer sacrificio que ofrecieron Adán y Eva fue una maravillosa explosión de esperanza en el Redentor venidero, una esperanza ofrecida en medio del dolor de la culpa y la muerte.

¿Cuán seriamente consideras el problema del pecado? La respuesta puede encontrarse en cómo respondes a la siguiente pregunta: ¿Cuánto sufrimiento tienes al tratar de vencerlo? Ver 1 Ped. 4:1.

Lunes 3 de noviembre: EL PECADO Y LA IMPUREZA

El libro de Levítico trata, con detalles, el problema del pecado y la impureza, pero enfatiza en especial el tema de la pureza/impureza, o la contaminación/purificación. La impureza se consideraba como dañina para la relación del pacto, como un pecado moral en sí mismo. Las instrucciones con respecto a la impureza tenían el propósito de motivar a los israelitas a evitar cualquier cosa que pudiese contaminarlos. Las leyes con respecto a la purificación los instruían con respecto a cómo podían restaurarse a un estado de pureza ante Dios.

Hay varias fuentes de impureza, algunas de las cuales son inevitables. Por ejemplo, está la contaminación en la que cae una mujer durante el nacimiento de un hijo (Lev. 12). En este caso, la contaminación es el resultado de la descarga de sangre que acompaña el parto (Lev. 12:4, 5, 7; ver también Lev. 15:19-30 por otra clase de impureza). Un hombre con hemorragia también se consideraba impuro (Lev. 15:1-15; ver también los vers. 16-18).

En esos casos, la persona era la portadora de un agente contaminante; por lo tanto, ella tenía prohibido entrar en contacto con otras personas o con cualquier cosa santa. Obviamente, el énfasis en lavarse y en la cuarentena sugiere una preocupación higiénica. Pero, también había un interés teológico. La persona impura no podía entrar en contacto con otras personas y era excluida del Santuario. “Impureza” llega a ser una metáfora para expresar la separación de una persona de Dios y de otros. De hecho, la impureza generalmente se asocia con la muerte. Está conectada con cuerpos muertos (Núm. 6:6, 7, 11), enfermedades (Lev. 13, 14), hemorragias o descargas de sangre (una manera de permitir que la vida se escape) y la emisión de semen, que es la “simiente” de la vida. El leproso era totalmente impuro y considerado como muerto (Núm. 12:9-12).

La persona impura estaba en el dominio de la muerte y podía retirarse de ese lugar únicamente mediante un ritual de limpieza. De otro modo, la persona quedaba separada permanentemente de Dios y del resto del pueblo de Dios (Lev. 15:31). El concepto bíblico de impureza indica que los seres humanos están casi en un estado natural de contaminación, existiendo en un ambiente que es fundamentalmente impuro. Necesitan limpiarse a fin de estar libres para acercarse a Dios. Esta limpieza era principalmente posible por medio de la sangre de una víctima sacrificial (Lev. 12:8).

Lee Efesios 2:11 al 13. Aunque no se usa el lenguaje de la impureza, ¿de qué modo el concepto, como se explicó arriba, está presente en estos textos? ¿Qué clase de “impureza” afrontamos hoy? ¿Cómo podemos limpiarnos de ella?

Martes 4 de noviembre: LOS SACRIFICIOS

Lee Levítico 4:3, 13, 22 y 27. ¿Qué nos enseñan estos versículos acerca del pecado y acerca de quién necesita expiación por sus pecados? Ver Rom. 3:23; 5:12.
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Hay varias lecciones que podemos aprender de estas ofrendas por el pecado.

Primera, el tipo de animal que se llevaba como ofrenda por el pecado dependía de la condición financiera de la persona (Lev. 5:7-12), lo que muestra que Dios era sensible a la situación económica de la gente. Nosotros no deberíamos pasar por alto este punto: la salvación por medio de Cristo es para toda la gente, sin tomar en cuenta su estatus en el mundo.

Segundo, la víctima sacrificial debía ser sin mancha, sana y sin defectos físicos (Lev. 4:3). El pecador era defectuoso y moralmente manchado, pero la víctima para el sacrificio que representaba al Cordero de Dios no lo era.

Lee 1 Pedro 1:18 y 19. ¿Qué aspecto importante de Jesús estaba prefigurado en esos sacrificios de animales sin mancha, y por qué ese aspecto es importante para nosotros y para el plan de salvación? Rom. 5:19; 2 Cor. 5:21; Heb. 4:15.
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Otro punto importante para recordar: La ofrenda por el pecado expiaba tanto los pecados no intencionales como los intencionales (Lev. 5:1-5) y la impureza ritual (Lev. 12:6, 7). ¿Cuál es la lección moral para nosotros? Es que no hay pecado que Dios no pueda perdonar si el pecador se arrepiente de él. La impureza moral y la ritual eran quitadas simbólicamente de los pecadores arrepentidos mediante la sangre del sacrificio. Pero, de hecho, solo la sangre de Cristo podía limpiarnos del pecado. Las grandes noticias para nosotros, prefiguradas en estos sacrificios, son que no importa nuestro pasado, no importa cuán bajo hayamos caído, podemos por medio de Jesús encontrar restitución, sanidad, perdón y limpieza.

Es fácil, a veces, dudar de nuestra salvación. Tal vez, a veces, es aun bueno cuestionarnos nuestra situación ante Dios. Después de todo, habrá los que pensaban que estaban salvos y, al fin, no lo serán (Mat. 7:22, 23). ¿Cómo puedes encontrar la seguridad que necesitas, mientras, al mismo tiempo, no sentirte presuntuoso?

Miércoles 5 de noviembre: LA ELIMINACIÓN DEL PECADO/IMPUREZA

¿Qué participación tenían el sacerdote y la persona en los sacrificios descritos en los siguientes versículos? Lev. 4:5-7, 28-31.
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Varios ritos eran importantes cuando se procura comprender las ofrendas de sacrificios. Cuando el pecador arrepentido traía la víctima para el sacrificio al Santuario, ponía una mano sobre la cabeza del animal y se apoyaba en ella. En los sacrificios diarios, el poner las manos encima estaba asociado con la frase: “Y será aceptado para expiación suya” (Lev. 1:4), indicando que el pecador se identificaba totalmente con la víctima sacrificial. Esta víctima, en ese momento, ocupaba su propio lugar delante de Dios, llevando el pecado de la persona.

La víctima sacrificial era usualmente matada por la persona que la traía, aunque había excepciones (Lev. 1:14, 15; 5:8). Este acto de sacrificio es especialmente significativo cuando se pone en contexto con el estado de culpa y separación en la que se encontraban los pecadores arrepentidos. Por causa de la violación del Pacto, los pecadores se estaban dirigiendo hacia la muerte, pero la muerte era actualizada en la víctima sacrificial, no en el pecador arrepentido, cuya vida era entonces preservada por Dios. El pecado y el castigo no pueden ser separados entre ellos. La transferencia de uno implica la transferencia del otro. Esto encuentra su cumplimiento en la muerte de Cristo en la cruz, donde nuestro pecado fue transferido a él y donde él murió la muerte que debía haber sido nuestra.

Además de poner las manos encima y matar al animal, otro rito era llevar la sangre al Santuario, el medio por el cual el pecado era llevado allí. En algunos casos, la sangre era salpicada dentro del Tabernáculo (Lev. 4:6), y en otras ocasiones era aplicada a los cuernos del altar del sacrificio (vers. 30). Cuando el pecado no era llevado al interior del Santuario de esta manera, era transferido por medio del sacerdote a él. En esas ocasiones, él tenía que comer la carne de la ofrenda por el pecado, llevando así el pecado de la gente en su propia persona (Lev. 10:17). Dios estaba asumiendo la responsabilidad por el pecado de los pecadores arrepentidos. Esto señalaba al ministerio sumosacerdotal de Cristo en nuestro favor.

Piensa en el significado de estos sacrificios y lo que ellos señalaban: Cristo, que muere en lugar de nosotros por nuestros pecados. ¿Cómo debería impactar la realidad de su muerte en nuestra vida diaria? Pero, más importante aún, ¿de qué manera esa muerte te impacta en tu propio caso?

Jueves 6 de noviembre: OTROS SACRIFICIOS


¿Cuál era la función de los holocaustos? Lev. 1:3-9; 22:17-22.
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En Levítico, el holocausto es un sacrificio expiatorio, pero predominan otras funciones. Como el sacrificio era completamente quemado sobre el altar y era aceptado por la persona, representaba una consagración total a Dios. También era ofrecido como una ofrenda votiva o voluntaria (Lev. 22:17-22). La ofrenda por los votos de una persona era llevada después de haberse cumplido el voto para expresar gratitud a Dios. La ofrenda voluntaria era una expresión de devoción personal, gratitud y gozo.

¿Cuál era la función de la ofrenda pacífica/voluntaria? Lev. 7:12, 16.
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La ofrenda de paz podía ser ofrecida como una ofrenda de gratitud, una ofrenda por votos hechos o una ofrenda voluntaria (Lev. 7:12, 15, 16). Esto sugiere que el acto del sacrificio era una ocasión alegre (1 Sam. 11:14, 15; 1 Rey. 8:62, 63). El hecho de que Dios diera la carne del sacrificio para que la comiera el adorador con sus familiares y sus amigos en su presencia (Deut. 12:17, 18) indica que el sacrificio fortalecía la relación del Pacto por medio de la comunión con Dios y con otros israelitas (Deut. 27:7; 1 Rey. 8:63).

¿Cuál era la función de la ofrenda de harina? Lev. 2:1-10.
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La ofrenda de harina era de los frutos de la tierra y era un reconocimiento de la provisión generosa de Dios a su pueblo. Todo pertenecía a Dios, pero él pedía que una pequeña porción fuera traída por la gente como una expresión de gratitud (Deut. 26:9, 10). Era acompañada por la “sal del pacto” (Lev. 2:13). La sal se usaba en el antiguo Cercano Oriente como un conservador y, por lo tanto, era un símbolo apropiado de la naturaleza obligatoria del Pacto (2 Crón. 13:5). La ofrenda era una expresión de la disposición de la persona a conservar la relación de pacto con Dios.

En el Antiguo Testamento encontramos muchas ofrendas diferentes, con funciones complementarias, mientras que en el Nuevo Testamento encontramos un solo sacrificio único. ¿Qué sugiere esto con respecto a la naturaleza y la eficacia del sacrificio de Cristo? ¿Qué seguridad puedes aceptar, para ti mismo, de este único sacrificio?

Viernes 7 de noviembre


PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
“El mismo sistema de sacrificios fue diseñado por Cristo, y dado a Adán como un tipo del Salvador venidero, que llevaría en sí los pecados del mundo, y moriría por su redención. Mediante Moisés, Cristo dio instrucciones definidas a los hijos de Israel con respecto a las ofrendas de sacrificios [...], Sólo se aceptaban como ofrendas a Dios animales limpios y preciosos, los que mejor simbolizaban a Cristo” (SDG 225).

“Para muchos ha sido un misterio por qué se necesitaban tantas ofrendas ceremoniales en la dispensación antigua, por qué tantas víctimas cruentas eran llevadas al altar. Pero la gran verdad que debería haberse mantenido ante los hombres y haberse impreso en la mente y el corazón era esta: ‘Sin derramamiento de sangre no se hace remisión’. En cada víctima cruenta estaba simbolizado ‘el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo’”.–“Comentarios de Elena G. de White” (7 CBA 944).

“Desde el anuncio hecho a la serpiente en el Edén: ‘Y enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya’, Satanás sabía que no ejercía dominio absoluto sobre el mundo. [...] Con intenso interés, consideró los sacrificios ofrecidos por Adán y sus hijos. En esta ceremonia discernía el símbolo de la comunión entre la tierra y el cielo. Se dedicó a interceptar esta comunión. Representó falsamente a Dios, así como los ritos que señalaban al Salvador. Los hombres fueron inducidos a temer a Dios como a un ser que se deleitaba en la destrucción. Los sacrificios, que debían revelar su amor, eran ofrecidos únicamente para apaciguar su ira” (DTG 89, 90).


PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. De acuerdo con la última cita de Elena de White arriba, Satanás pervirtió el significado de los sacrificios. ¿De qué maneras podríamos estar en peligro de pervertir el significado del sacrificio de Cristo? ¿Cuáles son algunas ideas acerca de la Cruz que distorsionan su significado?

2. A diferencia de los israelitas, no tenemos recordativos físicos diarios del costo del pecado; es decir, no vivimos en la presencia constante de sacrificios, como sucedía con los israelitas en el desierto. Sin embargo, ¿qué maneras pueden ayudarnos a mantener siempre delante de nosotros la asombrosa muerte de Jesús en nuestro favor, de modo que nunca olvidemos lo que Cristo ha hecho para darnos la esperanza de vida eterna?

3. Explica en términos prácticos cómo puedes consagrar todo lo que tienes a Dios. ¿Qué significa eso, y cómo puedes hacerlo?

RESUMEN:
Dios instituyó el sistema de sacrificios después de la entrada del pecado, para recordar a la gente acerca del gran costo del perdón y el sacrificio futuro de su Hijo. Diferentes sacrificios se ofrecían para expiar pecados específicos, para purificar la impureza, y para expresar los sentimientos más profundos de humildad y adoración de los pecadores arrepentidos.

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